viernes, 30 de mayo de 2014

Tejien2.0 con hilos de colores

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Esto escribía Italo Calvino en sus Ciudades Invisibles:
“En Ersilia, para establecer las relaciones que rigen la vida de la ciudad, los habitantes tienden hilos entre los ángulos de las casas, blancos o negros o grises o blanquinegros según indiquen relaciones de parentesco, intercambio, autoridad, representación. Cuando los hilos son tantos que ya no se puede pasar entre medio, los habitantes se van: se desmontan las casas; quedan sólo los hilos y los soportes de los hilos.

Desde la ladera de un monte, acampados con sus trastos, los prófugos de Ersilia miran la maraña de los hilos tendidos y los palos que se levantan en la llanura.
Y aquello es todavía la ciudad de Ersilia, y ellos no son nada.”


La ciudad de Ersilia, imaginada por Rod McLaren (2003).

Hace 40 años Calvino supo ver los cables que nos unen a los demás y que hoy gracias a Web Social podemos seguir como los hilos de colores de su imaginación. Ya de paso se preguntaba por los límites, porque ¿qué ocurre cuando la telaraña se complica porque todos estamos ya en las redes? ¿Qué nos espera después? Pues creo que tras las redes sociales nos esperan más redes sociales. En este sentido, Ryan Holmes predice una eclosión de redes emergentes como Snapchat. Tejer con hilos de colores es lo que siempre hemos hecho en la Web Social: ligar, hacer amigos y enemigos, perder el tiempo en compañía… Hubo un tiempo en el que esa necesidad tomó la forma de chat de Terra o de Messenger. Nadie los añora porque apareció algo mejor. El ciclo se repetirá.

Retrocediendo aún más vemos que las redes son tan antiguas como el hombre, y que nuestro comportamiento en ellas está condicionado por nuestro cerebro de primate. El "número Dunbar" que dicta el tamaño óptimo de un grupo humano (150 miembros) se ha repetido desde las tribus neolíticas hasta Facebook, donde el número medio de amigos es de 150. Creo que junto a Facebook, Linkedink, Twitter, en las que depositamos muchas cosas esenciales de nuestras vidas (fotos, agendas de trabajo, afectos...), dependiendo exclusivamente de que no cierren para quedarnos sin ellas, es probable que veamos nuevas redes más pequeñas, centradas en pequeños nichos de interés.

La historia de los ciudadanos de Ersilia también nos pone de relieve la importancia de las relaciones, de los hilos, de los enlaces… que son los que conforman la comunidad. Los habitantes (=los nodos) sin relaciones “no son nada”. Bueno, son seres capaces de crear nuevas redes, nuevas ciudades en el libro de Calvino. Pero la idea de la proliferación de hilos y la categorización de estos hilos según colores que indican el tipo de relación es territorio Linked Open Data, de máxima actualidad y proyección futura.

Estos hilos unen personas (web social) cuyos datos de perfil y actividad contribuyen a los grandes silos de datos en Internet. Personas que los sistemas intentarán gestionarlas integralmente, es decir, contemplando su perfil único, pero fragmentado en facetas: profesional, afición, familiar, amistad, etc. Como vaticina Saragossi, los SRS querrán saber todo de cada uno unívoco, no con diferentes identidades digitales.
Pero en el futuro, a medida que la “internet de las cosas” vaya consolidándose, veremos cómo se lanzarán hilos a nuevos tipos de nodos: dispositivos móviles, sistemas de domótica, ordenadores a bordo, sistemas de información, etc. A medida que los estándares de interoperabilidad se vayan generalizando y los enlaces proliferen descubriremos oportunidades hasta ahorainimaginables.
Eric Schmidt ve el futuro de Google como un "motor de serendipia", un buscador en el que ni siquiera haga falta teclear porque en lugar de buscar servirá para descubrir cosas como por casualidad. En el blog de Forrester  ponen un ejemplo: vas conduciendo y tu teléfono  te informa de que cerca hay un restaurante de comida mexicana que te gusta y que tus amigos han recomendado (tus amigos, Facebook y Google ya saben  que te gustan los tacos).
En todo esto hay algo de aterrador, algo de consumo y mercado, algo de facilidades vitales y  comodidad y algo de exploración de posibilidades sociales , creativas e incluso políticas... Todo está abierto, y en gran medida depende de nosotros aunque aparentemente las grandes corporaciones se han hecho dueños del tablero convirtiéndolo en un instrumento más del mercado.

 
-->Creo que las redes sociales seguirán usándose como hasta ahora, es decir, de múltiples formas y por eso una palabra asociada a ello será la de diversidad: es decir será un reflejo de las distintas tendencias que hay en la sociedad. Una parte importante para venta, consumo, nuevos modelos de negocio etc, es decir,  puro mercado; pero también seguirá habiendo gente que la use  tanto para cuestiones personales como para la producción de contenidos y conocimientos de todo tipo que compartirán con otros. Y el uso va a depender en gran medida de los distintos dispositivos y posibilidades que vayan apareciendo, ya que las prácticas sociales van adaptándose en gran medida a las innovaciones tecnológicas.